Cerrad los ojos e imaginaos en un mundo muy lejano, donde las explicaciones lógicas, la ciencia y la razón no eran lo que movía la mente del hombre. La muerte estaba en cada esquina, cualquier pequeño delito se castigaba con la pena máxima en plazas públicas. Allí, mujeres y niños iban a contemplar las ejecuciones públicas. Tan macabro espectáculo se veía entonces como algo cotidiano y un divertimento familiar. El hambre, la miseria y la desigualdad social hacían que el hombre viviese teniendo como único consuelo otra vida más allá de esta. La mente estaba ocupada por una maraña de mentiras, superstición, miedos y pasiones. Así era la Europa medieval.
En el siglo séptimo, allá en los lejanos desiertos de Arabia, se había acuñado una frase que haría temblar a los países Europeos: `Alá es el único Dios, y Mahoma su profeta` Cuando esta máxima llego a Jerusalén, los Turcos Otomanos hicieron su aparición poco después. Comenzó una época de hazañas proporcionalmente tan grandes a los horrores que produjo. A través de un periodo que aun se recuerda con admiración y vergüenza a partes iguales, surgió el broche de una edad: La epopeya de las Cruzadas.
No fue hasta el siglo XI cuando llegó a los oídos del papa Urbano II que en ciudad Santa los infieles hostigaban a los peregrinos. Entonces llamó a los verdaderos hijos de Dios a que lucharan por su causa. Era una época relativamente prospera, la población se había multiplicado por tres, El Imperio musulmán se expandía por Hispania, provocando que paradójicamente, nuestros antepasados vivieran una época de inesperado esplendor y tolerancia. Pero mientras los Cristianos españoles, acostumbrados a la ocupación, aguantarían una guerra sostenida y fatigosa que se extendería por los siglos en pos de la Reconquista, en Andalucía el prospero califato Omeya comenzaba su romántica historia.
Cuentan las crónicas que en el 1095 empezaron los signos en el cielo, había auroras boreales, lluvias de meteoros, cometas, enormes manchas solares e incluso lunas rojas. Para los cristianos había llegado la hora de contestar al avance musulmán. En el Concilio de Clemont, los fieles fueron llamados y se les otorgaría la indulgencia junto con el perdón eterno si servían a Dios en esta justa causa. Un fervor indescriptible se hizo en todos los pueblos de Europa por recuperar los lugares en los que anduvo Jesucristo: Belén, Nazaret, y sobretodo Jerusalén. ¡Esas ciudades debían ser para la Cristiandad, para uso de los auténticos creyentes! Pensaban realmente los cristianos que nadie sino ellos eran los legítimos dueños de esos lugares. La noticia circuló por toda Europa y MILES se alistaron. Pero no solo caballeros, sino también indigentes que buscaban absolución, riquezas... o algo que llenara sus miserables existencias.
Cuatro columnas se distinguían a lo lejos en el escenario de la contienda. Grandiosos lideres y caudillos como: Roberto de Flandes, Raimundo de Tolosa, Godofredo de Boulogne... Pero también una enorme hueste de pordioseros que ansiaban contribuir a esta obra. Otras subtramas surgieron, como la de Walter el indigente, como prologo al desastre de Pedro el Ermitaño o la protagonizada por el mismísimo Alejo, emperador del moribundo Bizancio. Alejo miraba a oriente con recelo y ambición, ansiaba poseer los territorios ocupados; pero de momento esa es otra historia...
Todo el asunto de las cruzadas, empezó realmente en Colonia. Más de 30000 hombres, caballeros y desarrapados se enfrentaron a los enemigos de Cristo, pero no me refiero solo a musulmanes y herejes. En esa misma ciudad se produjo el primer holocausto Judío para celebrar la partida. Miles de judíos fueron sacrificados para conseguir el beneplácito divino. Así avanzaron las tropas Cristianas hacia Oriente, sometidos por la rigurosidad del clima, el hambre y sobretodo las implacables armas turcas. De la hueste fantasmal de 30.000 mendigos que se dirigían a tierra santa, 18.000 fueron MASACRADOS, viajaban sin armas, sin comida... solo confiaban en Dios. Fueron borrados del mapa, como motas de polvo en el desierto. Al principio los conflictos solo fueron breves reyertas y pequeñas emboscadas, mientras los Árabes y Turcos esperaban su momento. Poco faltaba para las grandes batallas.
La edad media estaba en todo su esplendor. Cultural y tecnológico. Se midieron las más avanzadas armas cristianas y musulmanas. Ambos bandos tenían algo que aportar. Los cristianos iban fortificados con enormes y pesadas armaduras, como los recuerda la tradición clásica y los musulmanes eran famosos por su pragmatismo. Los soldados eran diferentes también, los cristianos apostaban por el idealismo y la euforia de la juventud, que siempre iba a la cabeza. Los musulmanes, todo lo contrario. Los soldados más respetados eran los adultos experimentados. Aguerridos guerreros curtidos en cientos de batallas enfrentándose a niños...
La primera cruzada fue impresionante. 30.000 infantes y 4.500 caballeros al servicio de la cruz. Los cristianos siempre usaban la misma estrategia, lanzaban a la infantería, que chocaba con la caballería musulmana y después se abrían en caja los infantes, entrando así los caballeros Cristianos. En esa caja, se desarrollaban los combates. Los musulmanes hacían todo lo contrario, primero su esplendida caballería. Eran GRANDES jinetes y MEJORES arqueros. La flecha del musulmán era la pesadilla de los acorazados caballeros. Sus dardos se clavaban con implacable precisión. Los cruzados parecían puerco espines llenos de flechas según cuentan los relatos. Los cristianos eran letales, y a pesar de su inferior numero, el musulmán empezó a temer su voluntad fanática. Las cotas de malla, con minúsculos anillos metálicos forjadas por dedos diminutos de niños que quedaban ciegos en las forjas, surtían su efecto a largo plazo. Aun así, también caían y morían a MILLARES por las devastadoras flechas del enemigo. Pero siempre avanzaban poco a poco hacia tierra santa. Las batallas eran crueles, tampoco eran las condiciones adecuadas para hacer prisioneros. La premisa que movía a la lucha, aportaba un justificante divino a todo. Si es por defender a Dios... Si es un infiel... TODO VALE. El asesinato, la violación... todo eso eran prácticas comunes entre los cruzados. Su causa era justa, y por eso nada era pecado. El fin justifica los medios. La guerra siempre es atroz, pero se sublimó el motivo, y el conflicto se convirtió en exaltación... ¿o no? Lo cierto es que la tierra que condenó a Cristo vio mucha, muchísima sangre usándolo a el mismo como excusa.
El hambre no tardó en hacer estragos. Los cristianos estaban famélicos, incluso insinúa la leyenda que hasta recurrieron al canibalismo. Los Zafur se decía que tomaban las ciudades y se comían a los turcos. Imaginaos esas historias propagándose en las filas musulmanas...
Para acabar con la primera Cruzada. Diré que tras el largo y cruel sitio de Antioquia, Jerusalén finalmente cayó en 1099 tras un sitio de cinco semanas. Cuando Godofredo y su hueste entraron en Jerusalén. Lo que hicieron fue ATROZ. Aniquilaron a todos: mujeres, ancianos, niños... Casi no quedó población civil, y las crónicas así narran este pavoroso capitulo: `...la sangre corría por las calles como si la ciudad misma estuviera viva, los caballos no podían avanzar y resbalaban a causa de la abundante sangre, que en algunos lugares llegaba hasta las rodillas...` Apenas 300 caballeros Cristianos custodiaron la Ciudad Santa, sin apenas supervivientes.
La primera cruzada no fue mal, considero sin embargo que los cristianos tuvieron mucha suerte. Todas las tribus musulmanas se encontraban desorganizadas y divididas. El mundo árabe no estaba preparado para aquello. Pero ahora, tras este revés, nos acechaban en las sombras. Era su territorio y por fin tenían un motivo para unirse, una causa común. La amenaza del cristiano, los frany. Pero ya llegarían nuevas oportunidades para la venganza...
La primera cruzada no fue mal, considero sin embargo que los cristianos tuvieron mucha suerte. Todas las tribus musulmanas se encontraban desorganizadas y divididas. El mundo árabe no estaba preparado para aquello. Pero ahora, tras este revés, nos acechaban en las sombras. Era su territorio y por fin tenían un motivo para unirse, una causa común. La amenaza del cristiano, los frany. Pero ya llegarían nuevas oportunidades para la venganza...
Y nos queda la pregunta... ¿Épica desmedida o episodio de histeria religiosa? Ciertamente fue una curiosa hazaña militar en la que intervinieron muchas más variables de las que he citado... Por primera vez nació el concepto del monoteísmo aceptado de forma global, y paradójicamente, conlleva que dos mundos sean distanciados por un mismo Dios único con una violencia desenfrenada como jamás antes se contempló.
¿Por qué fue tan trágico realmente este episodio de la historia? ¿Acaso hay algo más detrás de este móvil tan simple y puro de lealtad a Dios y el amor divino llevado a tan inesperado cenit? Todo a su tiempo, pues aun quedan dos entradas más...